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Dédalos de oro

Cosoa Travestoa: Este es un regalito (que tapa el ano) que le hice a la Wertyuiop Chobosa(¡TE AMO!) realmente ahora estoy muy cansada, pero tengo que decir que lo hice casi dormida y casi no tuve tiempo, para mi los fics tienen que tener un proceso de mejorar y cosas así que ahora no quiero escribir. Realmente lo hice con demasiado cariño y sueño, me quedo mal y lo admito, pero igual, se lo tengo que dar, mañana en la mañana y lo más probable es que TÚ Chobosa de mi corazón lo estés leyendo ahora, te adoro, te quiero mucho y ¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS MACARRONI CON PELONI!!espero que estés bien, te amodoro mucho y espero que el Tío Carlos no te joda mucho por tu pelo, eres preciosa y te adoro, por eso tengo el valor de publicar, aunque sea en un blog tan desconocido como este, espero que te guste y que me digas la verdad de como verga me quedo.

Atte Naoyuki bla blu, tu KoSA

Se encontraba sentado a su lado, tomándole fuertemente de la mano y entretejiendo sus dedos, le veía por unos segundos y acomodaba fuera de su rostro los cabellos que se intentaban quedar instalados, con suavidad los removía y los acariciaba, le gustaba su textura y su delicadeza, eran negros profundo, lisos y algo sedosos, le agradaba estar junto a él, era divertido y le hacía reír y a veces enfadar, pero ahora todo estaba en silencio, aunque estaba con los ojos cerrados, sabía que estaba consciente, se veía relajado y algo adormilado, como si todo en este mundo estuviera en total calma, pasaban los segundos y todo era igual que al anterior.- Kyo… lo siento, realmente lo siento, no debí… lo siento.-bajo su cabeza escondiendo la vergüenza encontrada en su rostro, sabía que se había equivocado y lo sentía profundamente, la salud de su amigo no era la mejor de todas y hacía pocos meses se estaba progresando, no le debió pedir ir a jugar al jardín de su casa, era de suponerse o esperarse que esto ocurriera.- no te vuelvas a disculpar, no fue tu culpa.-su voz era tranquila al unísono que su rostro.- si lo fue, yo te pedí ir al jardín, soy un tonto… lo siento-una lagrima corrió por la mejilla del joven niño, rodeándola y yendo con su forma, humedeciendo la piel algo seca y algo sucia, nunca antes en su joven trayecto de existencia se había sentido tan culpable.- no te llames tonto a ti mismo, yo fui el tonto por no decirte que no podía, no te sientas mal.-le obsequió una de sus escasas y pulcras, pero retorcidas de sus sonrisas, pero aunque estuviese retorcida por todos sus dientes desordenados, era una de las más preciadas que tenía, era tan insuficientes en la vida, que era como encontrar un tesoro, un tesoro como de los piratas de los cuentos ficticios, tan difíciles y peligrosas de obtener, pero cuando se poseían, era una de las cosas más preciadas que se pudiera conservar.

Aunque todo esto le hacía sentir muy mal, sabía lo próximo que venía, ya había sucedido esto tantas otras veces, desde que se habían formado su estrecha amistad, tenía que lidiar este niño con la enfermedad de su mejor amigo, porque sí, eran mejores amigos, se conocían desde hacía 7 años, aunque se había dado de manera algo “tonta”, había creado lazos inquebrantables, por eso siempre estaba a su lado en las buenas y en las malas, muchas veces tenía que encontrarse en el mismo asiento, al mismo lado de la camilla, tomándole la mano, y lo más curioso es que siempre era idéntico o por las mismas razones, Kyo, como se llamaba su amigo, tenía una enfermedad muy especial, Osteogénesis imperfecta, lo que le causaba terribles fracturas, ya que sus huesos eran débiles, al extremo de débiles, al punto de a veces sin razón alguna se rompían, lo que le causaba profundo dolor, casi indescriptible y lamentablemente tenía que vivir con eso, también causaba otras cosas como baja estatura y sordera temporánea, a veces esclerótica azul, ósea tinte azul en la parte blanca de los ojos, pero eso no era nada contra las fracturas constantes, a veces salía del hospital y en menos de unas horas tenía que volver por otra fisura en otra parte del cuerpo, pero siempre a su lado le tenía.-tú no te llames tonto, fue porque YO te insistí que saliéramos, en realidad, discúlpame… nunca más te pediré algo si no estoy seguro si estarás bien.-una segunda lagrima recorrió el mismo trayecto para perseguir a su hermana, juntándose y creando otra más grande y más notoria.- no llores Die, por favor, que me hace sentir peor y lo más lamentable, es que tú no tienes la culpa, tan solo levanta el rostro y sonríeme una vez más.- con su mano sostenía por el otro joven, le levanto la cabeza, tomándole dulcemente por el mentón y limpiándole con su delo las 2 lagrimas florecientes.-bueno.- con una azucarada mirada le sonrió lo mejor que pudo.- Die… ¿me relatas uno de tus cuentos? Sabes que me gustan mucho.- le pidió algo entusiasmado, eso era lo que siempre le pedía, un cuento o un pequeño relato, Dai, como siempre le llamaba, a veces escuchaba relatos o los creaba él mismo, aunque jamás los escribía, pero le gustaba narrarlos de vez en cuando.- tal vez, déjame pensar mmm.-puso su dedo índice en el lugar central donde se rozaban sus labios, intentando pensar o recordar algo y algo muy veloz llego a su mente, como si tan solo le hubieran lanzado la idea, tan rápido que saco su dedo en el lugar en el que lo tenía y se dispuso a decir.- ¡Creo que ya se!, pero no me podrás interrumpir en ningún momento, ¿trato?- el infante asintió en señal de acuerdo con el otro, acomodándose un poco mejor para darse vuelta y verde a la cara, tratando de no pasar a llevar con algo su pierna, ya que se había roto la tibia de esta.- bueno… comenzaré.-

“Ya casi era de noche, el frio corría junto al viento y rosaba todo lo que tocaba, dejando su frialdad impregnada en donde fuese, ya era algo tarde para los niños de la zona, pero había un joven, un muchacho de no más de 6 años de edad, en cuclillas frente a frente de una bella flor, según él, una de las más bellas, tenía una cámara fotográfica entre sus manos, tomando diversas fotos, desde distintos ángulos, verdaderamente le gustaba estar allí, examinar aquellas flores salvajes, su hermoso color naranjazo y enlaces suaves, estaba ahí desde la tarde, tenía que hacer un reporte y tan solo pudo atinar a decir esta bella flor, ellas se abren por las mañanas al sentir como son mimadas por la luz del sol y se sierran por las noches heladas para protegerse, era fascinante su mundo, algo simple, pero increíble para una pequeña cosa a veces tomada de manera “insignificante”, pero no esta vez, pero algo perturbo su momento, una voz algo agria y enfadada, no era familiar ni mucho menos, aunque se escuchaba que no era muy mayor, pero al mismo tiempo, por extraño que parezca, era divertida o chistosa.-¿Qué haces en mi patio? Tú debes estar en tu casa.- pero ante las palabras tan solo pudo reír en voz baja.- ¡Hey!, no te rías de mí y dime qué haces en el patio de mi casa.- le tomó por el hombro al notar que se reían de él.-lo siento, estoy viendo estas flores, ya que las necesito para poder hacer un reporte, soy de 3 casas más arriba que la tuya.-al verle, tan solo pudo observar a un niño no más grande que él, algo confundido tal vez y con el ceño fruncido.- ¿y por qué estas en mi casa?.-cruzó sus abrazos ante su pecho.- porque estas fueron las flores más bellas que encontré aquí…-el muchacho con una confiada sonrisa siguió fotografiando a las flores.- pues… ¿cuántos años tienes?- relajó su frente y se puso en cuclillas al igual que el muchacho de la cámara.- tengo 6 y voy a cumplir 7 dentro de poco… como en 8 meses.- dejó su cámara a su lado, ladeando la cabeza un poco para mirarle.- ¿y tú?, cuántos años tienes?.- esbozó una delgada mueca en sus labios, creando una sonrisa.- yo… tengo 5, ¿Cómo te llamas?- estaba jugando con el pasto que se encontraba bajo sus pies.- Andô Daisuke ¿y tú?- el muchacho más alto le toco una mejilla con uno de sus dedos.- me llamo Tooru Nishimura.- ahora su postura ya no era enojada o agresiva, si no un poco más relajada. Desde ese momento la vida de ambos chichos quedó ligada, ya que pasaron gran parte de las 4 horas restantes hablando, cosas que a veces no tenían coherencias, pero se reían y sonreían a ciertas cosas, Daisuke le explico cuanto admiraba estas flores, aunque sonara extraño, pero Tooru lo logró comprender en parte y le dio la razón en algunas ocasiones.Llego cierta hora que ya era muy tarde y era hora de volver a casa, sus madres les estaban llamando, era hora de arreglarse para ir a la cama e ir a dormir, pero esta no sería la última vez que se verían, eso no, ya que sus destinos estaban marcados para siempre, unas solas horas que cambiaron sus vidas”

Al acabar su pequeño relato, tomó un poco de aire y cerró los ojos por unos momentos.- Dai, ¿Por qué me contaste nuestro encuentro? pensé que me contarías una de tus historias fantásticas.- le miro algo confundido ante la situación impuesta.- porque… es una de las cosas más preciadas que tengo… y me gusta pensar en eso.- hubo un leve rubor en sus mejillas.- y tan solo quise contártela… lo siento si no te gustó.- el pelirrojo sintió que el pelinegro le apretaba fuerte la mano y le llamó la atención, haciendo que levantase su cabeza.- no es que no me allá gustado, simplemente creí que lo habías olvidado, paso hace tanto tiempo, me sorprendí como sabias ciertas acciones que ni yo recordaba.-con su mano libre tomó el vaso de agua que estaba a su lado y bebió un poco del contenido.- ¿Cómo podría olvidarme?, fue un día muy estúpido y raro, pero al final de todo, te conocí y eso me hace feliz.- al terminal la frase, una voz muy femenina invadió el cuarto blanco, perturbando el silencio, fue un grito de parte de la madre del acompañante más grande, avisándole que ya tenían que irse, esto desanimo al pequeño pelinegro, poniendo una mueca de desagrado.- me tengo que ir, mañana te vengo a ver otra vez, ¿si?.- le sonrió por última vez y se soltó de su mano.- Dai, espera, primero quiero pedirte algo…- el muchacho en cuestión, fue al lado del más joven de inmediato.- ¿Qué sucede?-ladeó la cabeza en forma de pregunta.- quiero… quiero que me reales algo… ¿podrías?- pero al saber que era lo que le tenía que dar, el joven se le acercó más y no pudo resistirse a preguntar “¿Qué cosa?”.- me gustaría que te acercaras a mí un poco más.- ante el pedido, tan solo pudo acercarse un poco más.- ¿sabes Die?, recuerdo muy bien como me hablabas de los Dédalos de oro, de su belleza y de lo especiales que eran para ti, pero para mí percepción, hay algo que las supera ampliamente.- aferró su mano a la del más algo y le lanzó contra él, abrazándole estrechamente.- ¿y qué cosa es?- algo sorprendido se encontraba el pelirrojo, pero ahora tan solo le importaba saber que era esa cosa más hermosa.- eres tú, eres el mejor amigo de toda mi vida, de hecho fuiste el primero, pero el mejor y en el que más he confiado, gracias por siempre estar a mi lado cuando estoy mal… hay veces que me siento mal de tan solo pensar que estas acá, junto a mí, tan solo porque asqueroso cuerpo es débil, pero con eso veo lo buen amigo que eres.- después de esta frase, seguido le dio un pequeño beso, minúsculo, tan solo una caricia labio a labio, pero suficiente como para hacerle sentir que estaba en las nubes, pero al sentir los labios junto a los suyos, Daisuke cerró los ojos y los unió más, le agradaba y sentía el cariño que corría por sus venas, en sus adentros estaba sonriendo y sabía que algo nuevo florecería pronto, muy pronto

Maid love By Chowos


Este es un dibujo que hizo Chowo's mientras Naos leía el asqueroso libro "el hobbit".

Homosexuales! yay!


una fotito escaneada de nuestro trío de Dir en gay favorito, Kaoru x Die x Kyo.

Los traceros de los peluches


Bueno, como somos muy ociosas, no se nos ocurrio nada mejor que escanear los traceros de los peluches de Kao, Kyo y Dai, como todos unos idiotas.

Good night kiss

Capitulo único: “Beso eterno”

Desde donde estaban se podía apreciar el paisaje de las quemadas casas que se despedazaban con habitantes que no lograron salir pidiendo ayuda con sus rostros en dolorosas y macabras muecas de terror, las caras deformándose por el calor del fuego, como las velas de una torta de cumpleaños, intentando escapar sin lograrlo, muriendo en el intento, el llanto de una infanta, que recorría las calles buscando a su mama, claro que la persistencia de esta se vio afectada cuando una bomba recién caída del cielo la hizo volar en pedazos sin piedad alguna, era un escenario bastante macabro y desagradable, ver a tu nación sufrir así desgarraba los corazones de cada japonés, el eje había perdido la guerra que creyó fácilmente podría ganar, pero no solo sufrían aquellos que apoyaban el fascismo, también civiles libres de cualquier culpa lo hacían, claro que esto a nadie importaba, después de todo los japoneses se lo habían buscado...

-¿Satoshi?...- preguntó el chico de pelo mas claro al que lo acompañaba sentado a su lado.

-¿Que pasa, Yukke-chan?- le respondió a su compañero mirándole fijamente.

-te-tengo miedo...- soltó Yukke abrazando con fuerza sus rodillas.

Satoshi lo abrazo protectora mente.

-yo te protegeré...- habló casi seguro de sus palabras al menor.

-¿se-seguro?- preguntó con algo de duda Yukke, pero los arrasadores brazos de su compañero eran muy protectores, lo abrazaban tan tiernamente, lo convencían realmente de que le protegerían aunque fuese a morir esa misma noche.- te creo...- dijo acobijando se en su pecho, tenía miedo, mucho miedo pero cualquier tipo de miedo se fue cuando Satoshi lo abrazo mas apegadamente, le encantaban esos brazos, esa noche debía hacerlo, debía decirle a su compañero lo que sentía, Yukke tenía el presentimiento de que si no lo hacía ese día, no lo lograría hacer nunca...

~flash back~

Era un día en el que el sol acariciaba el suave despertar de la gente, no había de que preocuparse, ya que noticias alentadoras de que ganaban la dichosa segunda guerra mundial se aproximaban por doquier, pero eso no importaba a los dos chicos que jugaban sin preocupación alguna en la plaza, nada les importaba, correteaban y correteaban por el lugar sin prestar atención a nada mas que a su eterno juego, se querían mucho, eran mejores amigos.


-¡APUESTO A QUE NO ME ATRAPARÁS!-corría gritando Yukke, desafiando a su amigo quien le seguía no muy de cerca.

-¡YA TE ALCANZAR… Y COMO LO HAGA TE TOCARÁ A TI PILLAR!- le gritaba Satoshi aceptado el desafío del de pelo más claro.

Corrían y reían, para ellos no existía pasado ni futuro,solo ese soñador presente que ahora deseaban no se hubiera marchado

~fin flash back~


-¿recuerdas cuando corríamos por el parque?, ¿Ne, Satoshi-kun?- preguntó Yukke a su compañero.

-sí, claro

-¿Cuando todo esto acabe, podemos ir a la plaza de nuevo, y jugar como antes?

-por su puesto.- le respondió a su amigo dejando a una lágrima salir para resbalar por su mejilla.

-gracias...- soltó Yukke dándose cuenta del estado de Satoshi.

No pasó mucho tiempo para que Yukke cayera en un profundo sueño que Satoshi guardó toda la noche, cuando Yukke despertó notó que Satoshi aun dormido le abrazaba. Aun dormido, el siempre le cuidaba.

Tus cálidos brazos...
tu eterna mirada
¿Alguien podría arrebatarnos nuestro sueño en la mañana?

Ese cariño que cobija,
mis sueños por la noche
es el mismo que me deja
irme sin algún reproche

Se despertó en mitad de la noche, tenía frío ya no sentía ese cálido refugio, las persianas de sus ojos se abrieron lentamente, y confirmaron que su compañero no estaba presente, se quedó un rato contemplando la ausencia, como la fuga de mil y un sueños, no podía negar sentirse vacío, admirando esa triste ausencia, sus pensamientos divagaron en lo vivido, llevándole a pensamientos, ¿Qué hubiera pasado si no se hubiesen encontrado ese día en aquella plaza?, ¿Qué hubiese pasado si no hubieran tropezado?

~ flash back~
Aun recordaba claramente esa tarde en la que las melodías que los pájaros musitaban invadían el ambiente dando torpes saltos de alegría intentando danzar al son de la bella música que llegaba a sus oídos, paralelamente un chico al cual estas melodías paraban vagamente en sus oídos se encontraba a pasos de el, más el alegre chico no advertía su presencia.

Sus tiesos saltos acabaron por pasar a llevar al chico que se mantenía cerca pero lejos, empujándole suavemente.

-¡uups!- exclamó Yukke al darse cuenta de que no estaba solo de la manera más tonta que lo pudo hacer.- ¡lo siento!

Exclamó extendiéndole la mano al chico -que permanecía en el suelo- como ayuda a levantarse.

-no importa, solo déjame solo- respondió cortante levantándose por si solo el más alto.

A Yukke le llamó la atención aquel comportamiento y reconoció a esa persona. Era el chico al que sus amigos siempre molestaban por no tener con quien juntarse en los recreos.

-Tu... tu nombre es... ¿Tu nombre es Satochi no es así?- le preguntó débilmente y algo tímido mientras se cruzaba las manos tras la espalda y movía insistentemente el pie sobre el pasto.

-Sí...- respondió girándose con intenciones de irse, cosa que le se le fue impedida por el más bajo quien le sujetó por la manga azul de esa camisa que al parecer le quedaba grande por lo suelta.-¿Qué quieres?- preguntó cortante, Yukke siempre lo había visto solo pero el haría algo al respecto.

-que seas mi amigo.- le habló amablemente Yukke mientras cerraba los ojos en una sonrisa que abriría las puertas de Satochi a una amistad y... aun sueño.

~fin flash back~

en esos tiempos antiguos
casi no te veía
pero desde que a mi mano la tuya uniste
un sueño en ambos resplandeciste...

Se levantó de su lugar, no habría un después sin Satoshi, su mejor amigo y mucho más que eso.

Le encontró allí mirando las estrellas
sentado apoyando la cabeza en su mano
como si a la falta de esta se fuese a soltar
ahí estaba de nuevo mirando las estrellas
mil y un constelaciones de las más bellas...

-¿Qué haces?- preguntó el mas bajo acomodándose a su lado.

Las bombas habían cesado
¿la paz habría reinado?
Nunca hay que estar tan seguro
aveces no queda futuro

-veo las estrellas.. me parecen tan bellas...

Pero aveces solo queda...
perderse en la inmensidad del cielo
recorrer las madrigueras
de los sueños y de los hierros

-Satoshi-kun...- suspiró Yukke.

-¿Qué sucede?- preguntó al más bajo.

Aveces solo nos queda
mirar las bellas hileras
que forman las estrellas
en camino a una vida nueva.

-tengo algo importante que decirte...

¿Volverá a llegar la primavera?
¿O esta es la tumba del año?
¿habrá otra oportunidad?
¿o esta es la que no hubo en antaño?

-te escucho...

-te quiero...- le habló débilmente, ambos sabían que las bombas habían cesado solo en una pequeña pausa.

-yo también...-lo besó

-¿Porque nos pretenden hacer daño?, no les hemos hecho nada...

-no lo se... no te separes de mi, aquí estamos seguros...- le abrazó.

Una guerra causada por la necia necesidad de poder, acabó con muchas vidas inocentes

-te quiero...

-buenas noches...

le dijo para darle un beso de las buenas noches, probablemente el último.

Luego todo se vuelve borroso
solo veo una luz distante
eh aprovechado mi oportunidad
pero se que este ah sido el final.

-FIN-

Confesions By Chowos


Autor: Chibisuke Niikura
Made by paint.

Dibujos antiguos de Chowos hechos en paint.




Ra~!


Autor: Chibisuke Niikura
Dedicada a: Naoyuki Niikura

Un bebé a toda costa


Autor: Chibisuke Niikura
Empeoradora (la que puso los horribles timbres): Naoyuki Niikura

El diario de un joven capitán Cap.1

Capítulo 1: “La nueva carga”

Domingo 13 de abril:
Mi nombre es Andô Daisuke.
Mañana comienzo mi cargo como ejecutor de judíos (¿) en la segunda guerra mundial; La verdad es que yo me opongo a la gran matanza que Hittler quiere llebar a cabo, pero no puedo contradecirle ya que mi padre es capitán.. Pero a pesar de eso me siento algo entusiasmado por el día de mañana llega una nueva carga,no se que es lo que me anima en ese sentido, pero tengo un buen presentimiento, ¿Es eso malo?...

Lunes 14 de abril:
Hoy fué un gran día,les relataré:
Me desperté temprano por la mañana, soy de esos que vigilan en los campos de concentración, ¿Cómo era que se llamaban? ¿ejecutores? Ya no se...
Acompañé a los que recibieron la carga, o más bien fuí yo a recibirla, en una estación de tren, los árboles en otoño se veían tan lindos, despojándose de sus hojas las cuales caían suavemente hasta llegar al suelo para ser pisadas por la multitud, seguí la caída de una de aquellas decoloradas hojas anaranjadas, esta a diferencia de las otras, dió juguetonas vueltas como si no quisiera terminar junto con sus hermanas, seguí sus delicados movimientos hasta que cayó en los cabellos de un chico rubio, acompañado de un joven castaño, por nos segundos olvidé mi rol en la situación, sentí un extraño calor en mi corazón me fijé en ambos, el rubio el cual no parecía tener más de quince años y el castaño que le acompañaba remobiendole la hojita de entre sus cabellos parecía tener unos diecisiete o diecises, siempre fuí bueno adivinando las edades por lo que creí estar en lo cierto, me acerqué inconsientemente a ellos, ¿Cómo podía ser que unos chicos tan jóvenes y lindos fuesen a parar a un lugar como este?
-¿Kao-chan?, ese tio nos mira...- Le dijo el menor al castaño.
-Sí, es raro...- Respondió el mayor.- No te alejes de mi..- dijo protectoramente el mayor abrazando al rubio, se veían tan lindos...
-Daisuke, ven para aca!- me interrumpió una voz conocida.
-¿ah?- pregunté embobado al ver a aquellos dos chiquillos.
-ven, acercate aqui.- Dijo el
-Toshi!!, estoy ocupado!- Le dije a ese tío, su pelo era extraño, se que siempre me quiso copiar, intentando parecerse con mis rojisos tonos de cabello, pero yo creo que cuando se lo teñía se le acabó lapintura, porque algunos lares de su cuero cabelludo siguen negros, eso siempre me causó risa.- Por cierto, Toshi, tíñete mejor el cabello!- siempre lo cabreo con esas frases de “pareciera que ubieses matado a un judío y la sangre te salpicó, lávate el cabello!” o cosas como... en este momento no se me vienen a la mente más frases insultivas hacia su intento de Daisuke jeje...
-idiota...- me respondió pero al menos me dejó tranquilo mirando a esos dos chicos que... ya no estaban, ¿Donde estarían ahora?
-Toshi idiota, los perdiste...
-¿Qué perdí?- preguntó con una voz chillona.
-nada, toshi, nada... ¿Bueno para qué me querias?
-tu padre te esta llamando!!!- dijo haciéndole un acento extraño a la o como un “ou”, que niño más raro... aunque me cae bien, es mi mejor amigo desde la infancia, aunque tenga un pelo, como yo le llamo “pin pon”.
-¿Para qué me querías ?,papi.- le pregunté inocentemente.
-No me digas papi, así llaman los niños a sus padres y tu eres un hombre...
Preferiría no serlo...- dije por lo bajo
-¿Qué?
-ah.. nada, ¿Qué ocurre capitán ?
-no, recuerda tu eres el capitán, yo ya estoy retirado.- Dijo colocándome ese gorro de capitán, ese que simbolizaba todas esas muertes de gente inocente, ese gorro con el que de niño soñaba pesadillas, ese gorro que nunca pensé traer y que ahora es obligación traerlo, de ahora en adelante, yo cargando el peso de muertes como las de esas inocentes personas... todo recayendo sobre mi.


Jueves 17 de Abril:

Ya me estoy acostumbrando a mi cargo, respecto a esos dos jóvenes, no les he vuelto a ver, espero que no les hayan ejecutado ni que los hayan cremado, el hecho de pensar en esa posibilidad me da pena, ¿Cómo es que dos jóvenes hermosos por un azar de los genes tengan que cargar con ese horrible destino? Sólo por unos tontos genes... Solo por la ambición de un único sujeto, un sujeto al cual temo, pero a la vez siento una gran repulsión, Hittler... es asqueroso pensar que por una tonta creencia de este personaje, tanta gente inocente deba ser torturada,asesinada y convertida en jabón, cuando me bañé esta tarde pensé “¿Me estaré lavando con esos dos hermosos jóvenes?”, Realmente espero que no haya sido así.
Viernes 18 de abril:

Hoy me tocó revisar a los judíos, me llevé una gran sorpresa al ver a esos dos hermosos jóvenes intactos, no en jaboncillos, realmente me sentí bien al verlos así, pero me sentí extraño al pensar que no pasaría mucho tiempo con ellos... ¿Porqué me preocupo por ellos? No lo sé, son personas inocentes, tal ves sea eso o tal ves... ¿Otra cosa? ¿Atracción? Yo no soy gay ¿Porqué escribo esto? Lo borraré, no puedo estar borrando con gente inocente, a algunos os causará gracia, pero asi esta guerra, se toman las vidas de la gente cómo una gracia.
En el campo de concentración, vi a muchos judíos hambrientos, rogando por comida...
-¿No les alimentan?- pregunté a Toshiya.
-si lo hacen, es un pan para diez personas por semana...- me aclaró.
-¿UN PAN? ¿DIEZ PERSONAS? ¿SEMANA?- pregunté aterrorizado.
-sí.- me confirmó las dudas el peli pin pon
-no!- exclamé yo aterrorizado
-dí, te digo que si idiota, no hay más para judíos, no se lo merecen esos sangre sucia.- me respondió como si nada, como si todas esas vidas humanas perteneciesen a la peor basura.
Realmente es horrible, debo ayudar a esta gente.. ¿Pero cómo? Si me sorprenden ayudándoles me ejecutarán.
Cuando Toshiya no me observaba me aserqué sigilosamente a esos dos chicos, con los que me había embobado en la estación de trenes, el castaño abrazaba al rubio por detrás mientras este dormía, ambos sentados en el frío pero acojedor suelo; se veían tan lindos hey... esperen yo no debo escribir eso, son hombres, si fuesen mujeres.. hey... ¿Que problema hay con los hombres? ¿Porque solo me puede agradar alguien con quien pueda reproducirme?, claro ahora aparte de ser un antinazista, soy un antinaturista, ya no solo me voy en contra del regimiento nazi, ¡ahora también contra la puta naturaleza!
-Hola...- Les hablé,o mejor dicho, le hablé al castaño, quien al ver mi uniforme se aterrorizó y se alejó causando que el rubio se comenzara a despertar.
-¡Por favor no le haga nada! ¡¡POR FAVOR!!- Gritó con terror, ví como el pequeño rubio se despertaba algo confuso.
-¿Estos son los tios malos que nos quieren matar?, ¿ne?, ¿Kao-chan?- Preguntó indiferente el rubio dirigiéndose al castaño.
-sí, Kyo son ellos.- Le afirmó el más alto.
-no quiero separarme de Kao-chan...- dijo el pequeño rubio abrazándolo más fuerte, entonces me dí cuenta de el ddaño que causábamos en sus mentes.
-Yo no les quiero hacer nada...- dije acercándome un poco más a ellos, quienes no respondieron nada.
-no le creo,yo se como son ustedes, mataron a la gente que queríamos frente a nosostros.- me respondió el castaño, quedé aterrorizado al pensar cómo sufrieron esos jóvenes.
-yo no soy cómo ellos... confíen en mi, sólo quiero ayudarles...- les dije.
-si Kao no les cree yo tampoco!- dijo el rubio abrazándose más a su castaño.
-Kyo,yo te protegeré, no te separes de mí, estaremos siempre juntos ...- le consoló el castaño, lo ultimo me conmovió mucho, pobres chicos, quise salvarles...
-no, les vengo a dar comida.-dije sacando dos panes de mi bolsillo.
-¿en-en serio?-preguntó el menor inocenetemente.
-no, Kyo, no la aceptes, debe estar envenenado, ¿acaso no reconoces ese uniforme? Es el capitán...- dijo el castaño. Me tenían miedo, vi cómo el rubio empalidecía al escuchar eso y escondía su rostro en el pecho del mayor.
-sí, soy el capitán pero realmente quiero ayudarles, tengo corazón.- les dije.
-si claro, ustedes no tienen corazón,¡ por eso le hacen esto a gente inocente!- me casi gritó.
-no esta envenenado, yo si tengo corazón.
-entonces, cómase su pan!- me dijo ese chico que por las conversaciones deducí que su nombre era Kaoru.
-lo probaré , para que vean que no miento.- dije pacíficamente, estaba en cuclillas frente a ellos, probé ambos panes y la cara de temor de Kaoru cambió a una de sorpresa.
-esta bien, le creo.- cedió al fin Kaoru y les pasé los panes, me miraron con unas caras felices y agradecidas.
-gomen por tratarlo de mentiroso es que no sabemos confiar en nadie...- dijo arrepentido le castaño.
-no importa...- le sonreí.
arigato.- dijo agradecido el rubio.
de nada.- le revolví los cabellos dulcemente.
-tranquilos, les traeré pan cada día
, no se como pueden sobrevivir con un pan por diez personas por semana.
-arigato. ¿Cual es su nombre?-me preguntó el menor.
-Andô Daisuke, me dicen Die.
-¿Porqué Die?- preguntó Kaoru.
-larga historia..- le respondí, entonces vi al resto de mis compañeros salir y me tuve que alejar de ellos.- adiós chicos, me tengo que ir, volveré lo prometo.
-hai...- me dijeron al unísono
-y no le hablen a nadie sobre esto.- ellos sólo volvieron a asentir y me tuve que ir.

Continuará....

Albträume sind Träume von anderen Cap. 1

By Chibisuke Niikura
&
Naoyuki Niikura
Capítulo 1:Gib mir Vergnügen im Bett


De sus dieciocho aburridos años de pisar el planeta tierra -el cuál por cierto debería llamarse planeta "agua"- nunca había tenido que caminar tanto para llegar hasta su recinto de estudios -el cual ahora pasaba de "escuela secundaria" a "universidad"- lo que antes quedaba a sólo dos cuadras de su hogar ahora se establecía a casi medio kilómetro; esto le aburría y estresaba, casi tanto como escuchar a alguien limándose las uñas, ese asqueroso sonido de como las uñas se raspaban con los poros del palillo aquél, definitivamente no era agradable, en especial cuando intentaba concentrarse. Después de todo el nunca había sido una persona muy tolerante, muchas cosas le hacían enojar y de las que no lo hacían muy pocas le agradaban; de entre las cosas que le agradaban la gran mayoría eran como el de cortarse las venas, sangrar y otras cosas que serían desagradables para cualquier persona común; los que no entraban en esta categoría eran cosas como comer dulces, juntarse con los escasos amigos que le soportaban y distraerse un rato de su asquerosa vida.
Cada paso que avanzaba se le hacía mas largo y más agotador que el anterior y cada nueva gota de sudor que se secaba era una nueva que brotaba de los poros de su herida y grasosa piel; herida por todos los golpes que el mismo se propinaba, quemaduras pequeñas, rasguños, cortes y mordiscos; estos tres últimos no se los provocaba sólo el, sino que también lo hacía un joven de veintidós años llamado Niikura Kaoru, el cual había conocido en una sex shop; todo partió un día de primavera en que las sakuras aún no brotaban. Ese día a sus sólo quince años caminaba por las sucias y pestilentes calles de Osaka, cuando de repente en una depravada vitrina, cierto objeto se encarnó en su mente sin dejarle dar un paso mas, así quedando frente al vidrio que lo separaba de un bello collar ajustado y grueso de cuero negro con pequeños detalles metálicos a los bordes. Al parecer se quedó varios minutos pegado al cristal, ya que el chico de la caja registradora se le acercó, estaban cerrando, era de noche y quería saber porqué el pequeño rubio no se iba a su hogar.
Aún a sus ahora habiendo pasado tres años recordaba bien como Kaoru le había hecho un pequeño descuento a cambio de algo muy extraño y especial; en uno de los amplios vestidores del local perdió su virginidad con el chico de la caja registradora, con Kaoru, al cual en ese momento no conocía ni su nombre, pero no fue un sexo común ni mucho menos sano, no, Kaoru era muy peculiar con ese tipo de cosas, no le gustaba tener relaciones de esas comúnmente y a menudo para no decir que siempre practicaba el sadismo para mayor entretención. Lo curioso era que al pequeño rubio, esto no le desagradaba, es mas llegaba a agradarle... tanto así que mantuvieron seguidas y grotescas relaciones de sólo sexo por tres largos años.
Claro que lo recordaba bien, la navaja de Kaoru dejandole superficiales cortes que se borraban con el tiempo, para luego repasarlos hasta dejar marcas, y aunque a todos vosotros os parezca enfermo de la cabeza; Kyo nunca le pidió que parase al castaño ni una sola vez. Sí, el pequeño muchacho tenía por apodo Kyo, a pesar de llamarse Niimura Tooru, y es que odiaba ese nombre debido a que la persona que le llamó así fue su difunta madre y cada vez que lo oía le daba mucha nostalgia.

Iba caminando vestido con uns guantes largos hechos de varios tipos de telas, lo que le hacía verse como un descuidado muñeco de trapo; la función de estos era clara al igual que la de el collar de cuero ajustado (el cual era justamente el que se había comprado en la sex shop en la que conoció a Kaoru); osea cuidar de que las múltiples marcas en sus brazos y cuello no se vieran ante los ojos del resto.

Listo, sus pies -o por lo menos sus zapatos- ya tocaban el suelo de lo que sería su infierno. Lo único bueno sería que luego de su carrera podría por fin dejar los estudios y tal vez trabajar, aún así nada de esto le animaba en lo absoluto y sólo quería que llegase la salida para poder tal vez salir con sus amigos, o quizás Kaoru lo fuese a recoger o lo llamase... ¿Quién sabe? después de todo; nadie conoce el futuro y los que creen conocerlo son los que menos lo llegarían a conocer.
Afortunadamente recordó un pequeño detalle de aquél cada vez mas odioso día; lo que algunos llamaban iniciación u otros el conocido "mechoneo"; para los de mayor grado era la mejor diversión de todas, pero para los recién ingresados, como el; era un total infierno. Ahora si que su día estaba más que arruinado con esos idiotas ensuciándole, molestándolo, abusándole y golpeándole.
Des afortunadamente las primeras horas de clase se pasaron como un rayo, así llegando el asqueroso e indeseado descanso, ¿Por qué cuando esperaba con ansias algo todo pasaba tan lento y cuando no tan rápido?, era un misterio, tal vez realmente la vida le tenía algo en contra.
Logro escaparse de su horripilante destino, pero al esconderse tras los jardines de la importante universidad; descubrió que no estaba solo, un muchacho alto y pelirrojo que era tal vez mayor que el se encontraba a su lado. -hola.- dijo con algo de entusiasmo el chico, que al parecer también se escondía.
-hola...- dijo en voz casi inaudible el mas bajo sin prestarle mucho interés.
-¿Cómo te llamas?- le preguntó el chico pelirrojo con un tono algo infantil.
-Kyo...- dijo lo justo y necesario sin intenciones de aplazar la conversación.
El mas alto se quedó en silencio esperando que tal vez el otro chico le devolviese la pregunta, pero tal cosa nunca llegó; Kyo no era bueno para hacer amigos y no le interesaba serlo.
-¿No me preguntarás como me llamo?- preguntó el pelirrojo con interés, a lo que el rubio contestó con un súbito silencio.- bueno, yo soy Andô Daisuke, dime Die, Dai o Dado.
-¿Dado? que nombre tan ridículo...-dijo con simpleza el rubio.
El pelirrojo sólo quedó en silencio algo ofendido, pero luego decidió volver a intentar simpatizarle al rubio. -¿Cuantos años tienes?- le preguntó.

-tengo dieciocho años.- dijo aún con total indiferencia.

-haaa, yo tengo diecinueve.- dijo sonriente.- ¿Y qué carrera estudias?
-literatura ¿Tú?-esta vez no solo contestó, sino que también le debolbió la pregunta.

-yo estudio medicina.- dijo con orgullo de su compleja carrera.

Al fin y al cabo se salvaron del dichoso mechoneo,y además ambos comenzaron a generar loq ue tal vez serñia una bonita amistad.

Salieron caminando juntos a la salida, conversando acerca de música y encontrando varias semejansas y diferencias. Kyo no reía ni sonreía, solo se mantenía algo serio y taciturno, pero sin hacer notar demasiado la segunda característica, ya que odiaba que sintiesen lástima de el.

De repente Kyo pudo ver una cabellera castaña que reconocería por doquier, se despidió rápidamente del pelirrojo y se dirigió hasta el hombre en la entrada, el cual se bajaba de su auto, el cual era tamaño mediano y de un peculiar color púrpura que resaltaba de entre todos los otros autos con sus aburridos y cotidianos colores.

-¿Kao?- le llamó el rubio estando ya frente al mayor.

-vámonos, Kyo.- le dijo en tono severo al más bajo mientras se subían al coche.

-¿Cómo estuvo tu día Kao?- le preguntó al mayor una vez estuvieron dentro del coche.

-bien ¿Y el tuyo?- le preguntó para se cortez ya que su tono no reflejaba ni el mínimo interés mientras coectaba el ipod del rubio al auto para poder escuchar música de su agrado, ya que así es, tenían similares gustos musicales y esto les servía para sacar tema de conversación de vez en cuando.

-el mio como siempre; aburrido y detestable.- luego ambos se quedaron en silencio escuchando los ritmos de x japan, la banda favorita del castaño.

Luego de pocos minutos llegaron al departamento de Kaoru, quien vivía en el edificio número "sesenta", piso seis; los papeles murales eran blancos y aburridos y el amoblado del lugar consistía en una mesita en el living al lado de un largo sillón morado.
-¿Quieres una cerbeza o algo?-le preguntó el castaño al mas bajo, quien se sentó en el amplio sillón.

-cerveza esta bien.- dijo el mas bajo para luego de unos minutos ver como el castaño le iba a hacer compañía con sus manos ocupadas por dos tazas de cerveza, de las cuales le dio una al rubio y tomó algunos sorbos de la otra.

-Kyo...- susurró el castaño para abrazar a Kyo -quien no tenía la espalda completamente apoyada en el sofá- por detrás, haciéndole quedar algo de lado.

- esta buena la cerve.- no alcanzó ni a terminar la oración y ya tenía a Kaoru mordiéndole el cuello.-ahh!

El castaño se limitó a sonreír y volver a morder esta vez de una manera más brusca el cuello del menor, sacándole un poco de sangre.
-aHH!- volvió a gemir, le ardía la pequeña herida por el alcohol de la cerveza, sin embargo en su rostro se dibujó una pequeña sonrisa.

El mayor se dirigió esta vez a un punto de presión tras la oreja del rubio para morderle brúscamente haciendo que el menor gritase.- AHH!! Kao, ahí no, lo puede ver mi padre.- le reclamó al mayor quien sólo gruño; el sabía muy bien que ese gruñido no era un "sí".

Las manos de Kaoru se deslizaron hasta el miembro de Kyo y por sobre la ropa lo comenzaron a masturbar lenta y torturosamente desesperando al menor.


-ahh... Kao... hazlo más rápido... por favor.- le pidió al mayor; sabía que no era fácil hacer que el castaño accediese a una petición por su parte, pero aún así lo intentó, después de todo ese día Kaoru estaba un tanto más amable que lo común.


-no.- dijo en seco aún masturbando a Kyo de aquella manera que de alguna extraña manera agradaba a Kyo, le gustaba ser sometido por el mayor, le gustaba cuando le obligaba y también le gustaba hacerlo enojar, ya que sabía que de esa manera terminaría por maltratarlo mas de la cuenta y la sola idea de Kaoru haciéndole sangrar le encantaba... por depravado que sonase; Kyo estaba realmente enfermo.


-ahh... pero Kaoh... me duele.- le reclamó un poco más, de verdad le dolía y le gustaba, pero a pesar de toda la explicación anterior; Kyo prefería masturbaciones mas rápidas e imparables, le gustaba llegar al límite de los límites y sabía que eso no era gran trabajo con Kaoru como su acompañante en la cama.


Kaoru terminó por llevar a Kyo del sillón a su cama, que en su departamento no quedaba a muchos pasos del living. Lo recostó sin cuidado y se echó sobre el quedando en cuatro patas con su víctima abajo para seguir con su lenta masturbación.


-ah...- Kyo ya no soportaba lo lento que iba, sentía que su cabeza iba a explotar si la mano de Kaoru no se comenzaba a mover de una manera mas rápida y efectiva, así que no lo dudó mas y mandó una de sus manos en su ayuda, sin embargo esto no agradó para nada a Kaoru quien le tomó las manos y extendió uno de sus brazos hasta el cajón de la mesita de noche sacando una caja gris la cual abrió sacando unas esposas las cuales tenían unas afiladas puntas para adentro; acto seguido se las puso a Kyo haciendo que este chillase al sentir las puntas clavarse en sus muñecas, mas estas no le hacían daños muy significativos. La única función de estas era hacerle sangrar un poco e inmovilizarlo.


Kaoru sonrió al ver los hilos de sangre que se extendían por los brazos del rubio. Le invitaban a lamerle... le encantaba la sangre.


continuará...

Primera entrada, yay!